4 hojas de aloe vera
1 pepino
Lo primero que debemos hacer es extraer el gel de aloe vera, para ello partimos cada hoja a la mitad y con la ayuda de una cuchara de postre raspamos para sacar todo el gel posible.
Cortamos el pepino en varios trozos y lo licuamos junto con el gel de aloe vera hasta obtener una pasta homogénea.
Después guardamos la loción en un frasco de cristal, a ser posible hermético, y lo metemos en la nevera.
Cuando volváis a casa de tomar el sol y os apliquéis la loción fría, vuestra piel notará un gran alivio.